La Organización de Significado que Caracteriza la Experiencia Humana en la Cultura Occidental Contemporanea

Alfredo Ruiz

Como punto de partida quiero hacer  hincapié,  desde el inicio,  que  el aspecto más característico de la experiencia humana es la búsqueda y construcción de significado.  Esta particularidad la podemos examinar tanto desde la historia natural humana, es decir, evolucionaria, como desde la perspectiva del self  o  simismo,  siendo caracterizado aquí -desde una visión postracionalista- como el ciclo de vida de un individuo (el término self  propongo aquí  sea traducido por simismo, como  neologismo  idiomático; así,  pues, en  adelante  hablaremos  indistintamente de self y de simismo).

El hilo conductor que guiará nuestra exposición estará centrado en los temas del self y del significado personal. Para cumplir con este objetivo estos temas serán abordados desde diferentes ángulos, empezando por desarrollar algunos aspectos teóricos  básicos o epistemológicos.  Luego  nos centraremos en la  epistemología evolutiva, por cuanto es el fundamento del postracionalismo y, por tanto, de esta exposición. Así veremos cómo la emergencia del lenguaje  afectó radicalmente la experiencia humana y, junto con ello, el significado; al mismo tiempo, cómo surge la conciencia,  el mentalismo  y el «homo psicológico», en donde acontece el self; en este punto desarrollaremos una comprensión del self contemporáneo vs. la visión del self que plantea el enfoque postracionalista.  Después se hablará  de  la  organización del significado personal, asunto que nos llevará a reconstruir el tema del significado en el ciclo de vida individual.  Para  finalizar, definiremos las cuatro organizaciones de significado personal  que se han podido determinar en la cultura occidental contemporánea.

Todo lo anterior  sólo es realizable desde un marco teórico de base, que -en nuestro caso- es el modelo cognitivo post-racionalista, creado y desarrollado por el psicólogo y teórico italiano Vittorio Guidano.

 

PREMISAS  TEORICAS.

Idea de post-racionalismo.

Antes de comenzar con nuestras premisas teóricas, nos será útil poner claridad en la  noción de postracionalismo.

Precisamente en la semana previa a su inesperado fallecimiento,  y durante el curso que Guidano realizó en Inteco -junto a quien habla-, él  articuló aún más la idea  de postracionalismo.

Lo que se llama, por un lado, el cognitivismo racionalista, y por  otro el cognitivismo que ve la mente como constructora de significados, no son opuestos, no  están en oposición recíproca. Creo que lo que es el pensamiento lógico y racional, es parte fundamental de la experiencia humana. Lo que me interesa subrayar, sin embargo, es que el conocimiento es mucho más amplio que la cognición ligada a la lógica y la racionalidad. El conocimiento es emocional en su mayor parte, pero es también sensorial, y motor, aspectos que se constituyen en los más importantes del conocimiento, porque son estos los que nos dan el sentido de continuidad y nuestra orientación en el tiempo y el espacio. Así, por tanto, la lógica y el conocimiento abstracto  trabajan siempre sobre una estructura de significado que ya está hecho, en el sentido de que puede estructurar argumentos y llegar incluso a la abstracción máxima; pero la matriz en la cual este pensamiento trabaja es sobre una  matriz de significado  prevalentemente  emocional. El significado es todo lo que afecta al self; pero ponemos  énfasis en lo emocional porque es ahí donde se juega   la supervivencia del individuo. (Guidano, 23 de Agosto 1999. Clase Inteco).

Revisiones epistemológicas

Comenzaremos por  un análisis de la evolución teórica de la epistemología poniendo nuestro foco atencional en sus cambios de paradigma  -cambios que confirman la base de nuestro modelo-,  lo cual  nos dará una plataforma de trabajo para los puntos  señalados anteriormente.

Cuando hablamos de post-racionalismo inmediatamente traemos a la mano  una situación de significativos cambios epistemológicos, tanto así que la epistemología empirista y racionalista fue profundamente cuestionada en el curso del s. XX, una crisis que arrastró como «efecto dominó» a las ciencias de occidente, siendo las llamadas «ciencias duras»  las primeras en verse  afectadas,  destacando  la física como un caso ejemplar en este aspecto.  Pero sólo en las últimas dos décadas fueron influenciadas con esta crisis las ciencias sociales, también denominadas «blandas», y, en último término, como la más resistente a sufrir  cambios, la psicología.  Examinemos  un poco  este fenómeno.

Se puede decir -en términos muy generales- que para  una epistemología de corte empirista  la realidad adquiere un carácter sustancialmente objetivo, independiente y unívoca, es decir, igual para todo ser humano;  la realidad, en efecto,  existiría independientemente de nuestros modos de percibirla,  y  los  significados  de esta realidad tendrían que estar objetivamente contenido en las cosas  mismas. En la misma línea argumental, el conocimiento  sólo adquiere  carta de validez  si existe una adecuada correspondencia entre las representaciones del orden externo que hace el sujeto cognoscente  y el orden externo mismo.

Esta posición epistemológica sobre  la realidad y el conocimiento es válida tanto en la corriente empirista como en su heredero,  el racionalismo.  En el primer caso a la realidad se  accede mediante  los sentidos y experiencias perceptivo-sensoriales.  Este planteamiento data alrededor del 1600  de nuestra era y corresponde a Francis Bacon, para quien los sentidos nos dan una representación inmediata, calcada de lo que es la realidad; en donde cada observación pasa a ser un instante fotográfico que capta la realidad externa «tal como es» (Guidano denominaba a esto «la posición del observador privilegiado»). Luego la historia hace que los criterios vayan cambiando, pues si nos trasladamos a comienzos del siglo XX  vemos que el  paradigma empirista es asumido por el racionalismo, representado por el  Círculo de Viena,  aunque  a la realidad se llega por otros medios, que son los axiomas y principios de la lógica simbólica y el análisis lingüístico que está a la base de todo conocimiento racional.  Es decir, la realidad objetiva e idéntica para todo ser humano se traslada a un universo eminentemente abstracto, constituido por estas dimensiones del conocer racional.

(Como   la realidad ahora es esencialmente abstracta, ya que pasa a ser un conjunto de axiomas y principios lógico-racionales, en  que  yo tengo una representación de estos principios. Si esto lo vemos a nivel de la psicología, lo podemos ver claramente en todas las terapias cognitivas racionalistas, como es el caso de la terapia racionalista de Ellis, y también  la de Beck, que son terapias que asumen que el ser humano sufre problemas emocionales puesto que no se adecua suficientemente a esas creencias externas o axiomas lógico-racionales).

Como vemos, tanto el empirismo como el racionalismo sustentan, más allá de sus diferencias, una misma concepción sobre la realidad y el conocer, ambas posturas se ciñen a la representación de un orden que es externo al observador.

Cambios en la relación observador/observado

Pero el  enfoque  descrito fue sacudido en sus cimientos por el cambio de óptica  acontecido  en la relación entre observador y observado.  El primer pensador que ve esto con penetrante claridad es Bertrand Russell, quien, en su famosa carta a G. Frege -por el año 1902-, le plantea de un modo matemático  que el conocimiento es autorreferencial. Luego, en las ciencias duras, el  vuelco más importante  lo vemos en la física, a través de sus modelos de física cuántica  (M. Planck), el principio de incertidumbre (W. Heisenberg) y la teoría de la relatividad  (A. Einstein); pues se hace incompatible con las nuevas teorías en física un observador puramente neutro y pasivo en su observación. Posteriormente es afectada la química y, también, la biología y otras ciencias, incluso la historia. Así el observador ya no aparece como un individuo objetivo ni  sus observaciones corresponden a la realidad tal como es;  sino que, en la relación entre observador y observado el observador introduce, con su observación, un orden en lo que observa, y lo que observa es más dependiente de su estructura perceptiva  que  de algo objetivo externo a él.  Lo que se empieza a notar claramente es una mayor conciencia de que la realidad en que vivimos es co-dependiente de nuestros modos de ordenarla y es inseparable de cada percepción humana, y que el mundo de regularidades que experienciamos es un mundo construido por cada observador.

Es evidente que esto trae consecuencias imprevisibles para la psicología científica, al situar en un primer plano epistemológico la figura del observador.  Desde una óptica postracionalista  el problema entonces es llegar a saber quién es el observador:  reconstruir su naturaleza para replantearnos qué es la experiencia humana y cómo  extraen sus significados los sistemas humanos. En este punto es necesario destacar el extraordinario aporte de  Humberto Maturana (1) a las ciencias de la complejidad y,  en particular, a la psicología.  Pues él, con su teoría biológica del conocimiento, nos aclara quién es y cómo opera el observador: su gran contribución a la ciencia contemporánea.  Maturana (2), en mi opinión, tiene que ser reconocido como uno de los más importantes científicos del siglo XX. A continuación rescataremos -muy sintéticamente- algunos elementos que son centrales para entender el postracionalismo desde de la biología del conocer.

En líneas generales  Maturana ha sido uno de los primeros en proponer que el conocer es un fenómeno biológico que puede  solamente ser estudiado y conocido como tal, desarrollando una compleja teoría biológica consistente con esta mirada. Su  trabajo puede ser caracterizado como un sistema explicativo ontológico, unitario de la vida y la experiencia humana.

Ahora, en un plano específico e interpretativo podemos decir, de acuerdo a Maturana, que el  observador es cualquier organismo humano, como dice este autor en su aforismo:  «todo lo dicho es dicho por un observador a otro observador, quien también puede ser el  mismo y este observador es un ser humano». Entonces, quién es el observador: el observador es un ser humano que explica la experiencia,  y qué es la experiencia:  la  experiencia es lo que uno  distingue en el lenguaje  que a uno le pasa mientras está en la praxis del vivir, es decir, mientras vivimos la vida, y el vivir no lo hacemos sino que nos sucede. Por lo tanto, el observador  opera en dos niveles:  el de la experiencia y el de la explicación de la experiencia, en el lenguaje.
Como vemos, el operar del observador consiste en explicar la experiencia;  pero no explica la experiencia tomando un referente externo e independiente del observar del observador, sino que él valida sus explicaciones con su propia experiencia, y eso es lo que se constituye en una explicación. Las explicaciones, por lo tanto, son explicaciones de la experiencia, y ese es su carácter autorreferencial interactivo y constructivo, que podemos reconocer siempre en cada ser humano. Este es un cambio radical en la relación observador/observado y Maturana es el primero que, desde la biología, lo formaliza  de esta manera.

La imposibilidad de un conocimiento objetivo por el observar del observador es, además, confirmada por una característica que es común a todos los organismos vivos, incluidos los humanos, y que Maturana formula diciendo: en la inmediatez de la experiencia, no nos es posible distinguir entre lo que llamamos ilusión de lo que llamamos percepción como afirmaciones explicativas de lo real; quiere decir que ambas experiencias -la ilusión y la percepción- se invalidan o legitiman después, en comparación con otras experiencias. Esto es central  -epistemológicamente hablando- en un enfoque postracionalista.

De la Biología del Conocer extraemos, finalmente,  la noción de determinismo estructural, otro concepto fundamental para nuestro modelo, si consideramos que todo argumento explicativo tendría que fundarse en una aceptación implícita o explícita de la noción de determinismo estructural. Esto es, se funda en el entendimiento de que la operación de todo sistema, tanto en su dinámica interna como en su dinámica relacional, depende de su estructura, es decir, de acuerdo a como está hecho, en el interjuego de las propiedades de sus componentes.

(Lamentablemente  no contamos con el tiempo mínimamente suficiente para desarrollar siquiera a grandes rasgos todo el inmenso aporte de Maturana a las ciencias psicológicas, así es que este tema lo dejaremos, por ahora, hasta aquí).

La autorganización como paradigma

Estos  nuevos modelos epistemológicos nos señalan,  como hemos visto, que el observador deja de ser pasivo y pasa a ser activo en su observación.  Recordemos que, en el universo empirista-racionalista, el observador era eminentemente pasivo, simplemente se dejaba impresionar por el mundo sensorial.  Pero acá, en abierta contraposición,  el observador pasa a ser un activo participante del mundo  que construye; es un mundo en que el organismo humano se está constantemente autoproduciendo, de acuerdo a la concepción autopoiética de Maturana; esta es una de las características de lo que se denomina «el paradigma de la autoorganizaciónl».  Este paradigma  significa , entonces, que uno construye activamente  su orden experiencial, es decir, que al organismo la experiencia no le viene desde afuera, sino que todo el orden experiencial es autoconstruido  -junto con sus significados-.

Pues bien, si el conocimiento ya no le viene al organismo desde afuera, sino que, como hemos visto, el conocimiento es autoorganizado;  si el conocimiento es la forma como le damos sentido a la experiencia, ¿de dónde viene el conocimiento? ¿qué consecuencias ha tenido esto en la historia evolutiva del ser humano? Para contestar esto, tendríamos que situarnos tanto desde una perspectiva ontológica como desde la epistemología evolutiva. Ponerse desde una posición ontológica significa desde el punto de vista del  individuo que experiencia ese conocimiento, esto es, ponerse del punto de vista del observador. Ahora, desde una perspectiva de epistemología evolutiva, significa saber qué características determinan al ser humano, es decir, qué tipo de animales somos; si somos sistemas determinados en nuestra estructura,  veamos entonces cuál es  nuestra hechura.

II. EMERGENCIA DEL LENGUAJE Y DIMENSION HUMANA DE SIGNIFICADO.

Premisas de Epistemología  Evolutiva.

Desde una perspectiva de epistemología evolutiva al hombre se le clasifica en el grupo de los primates. Esto tiene una significancia fundamental, ya que los primates nacen con la capacidad de vivir en un mundointersubjetivo. Esta calidad de vivir en un mundo intersubjetivo  se traduce en un tipo particular de conocimiento.  Así, el conocimiento que se tiene de sí mismo es siempre en relación al conocimiento de los otros; aquí hay una continua reciprocidad porque, a su vez, el conocimiento de los otros es un conocimiento en relación a mi mismo, conocimiento que yo simulo en mi  y que  me permite conocer al otro. Esto es algo que se da todo el tiempo. Es muy importante también tener en cuenta que esto no es algo que yo decida, es decir, yo no decido sentirme como me siento: yo me siento en este mundo intersubjetivo de esta manera y no de otra en mi relación con los otros.

Además, el vivir en una dimensión intersubjetiva significa que se vive en una coordinación consensual recíproca muy compleja; intersubjetividad  que incrementó en los primates muchísimo la consensualidad. Esto ha sido fundamental para la supervivencia humana: el poder vivir en coordinaciones consensuales.

Ahora, el mentalismo surge por las presiones evolutivas de la intersubjetividad. Del mentalismo se derivan dos capacidades  emergentes en el primate humano: por un lado el atribuir intenciones, emociones y estados internos a los otros; y por otro, la capacidad de fingir. Todo esto hizo posible que se incrementaran extraordinariamente las coordinaciones consensuales entre los individuos. y, por ende, la intersubjetividad. Pero al mismo tiempo, el mentalismo trae consigo una nueva dimensión, por la cual el sujeto puede reconocer que los otros tienen mente.  Esto  constituyó al hombre, más que en un «homo sapiens», en un homo psicologicuso en un psicólogo natural-como dice Humprhey-, en un animal psicológico que vive sintonizado y en coordinaciones recurrentes con los otros, que busca entender y manipular al otro a fin de aumentar más la consensualidad y, por ende, la supervivencia,  a nivel  del individuo  y su  grupo. En palabras de Humprhey:

“El mundo interior de los demás es invisible para el ojo externo. Penetrar en la mente de otro requiere un acto de imaginación por nuestra parte: como psicólogos naturales, tenemos que «adivinar» lo que las otras personas pueden sentir y reconstruirlo sobre la base de cómo nos sentiríamos nosotros si fuéramos ellos.  Es en dicha capacidad de imaginar a los demás como versiones de nosotros mismos en la que los seres humanos somos tan competentes, o deberíamos serlo, pero el mismo hecho de que nuestra comprensión de los demás requiera el acto intermedio de la reconstrucción imaginativa deja lugar al error. El comprender a los demás, para los seres humanos, se convierte en una opción y no en una necesidad”. (Humphrey N. Mirada Interior pág. 152).

El fijar acá nuestras   premisas de epistemología evolutiva  en términos de las nociones de intersubjetividad y de mentalismo nos va a permitir reconstruir con mayor precisión la estructura humana del  significado y, en íntima conexión,  la evolución de la afectividad. Veamos entonces cómo la emergencia del lenguaje cambió  todos estos aspectos de la experiencia humana.

Lenguaje,  Experiencia Humana y Significado.

El lenguaje, como fenómeno evolutivo único en la historia de los seres vivos, cambió radicalmente la experiencia humana.  Uno de estos aspectos se observa  en la capacidad que adquiere el humano ahora de separar o independizar  el contenido informativo de su experiencia inmediata, manteniendo  este contenido informativo en el tiempo separado de la experiencia   que lo originó.  A su vez, el lenguaje le permitió al hombre evaluar y clasificar la experiencia inmediata en categorías como:  correcto-incorrecto, bueno-malo, justo-injusto,  verdadero-falso etc. Pero la consecuencia fundamental que se derivó del lenguaje  fue que los seres humanos pasaron a vivir en dos niveles de experiencia: el nivel de la experiencia inmediata y el de la explicación, como una dimensión de ordenamiento autorreferencial. Aquí ya podemos adelantar que este es el origen del significado personal (no obstante esto será desarrollado un poco más adelante, cuando hablemos de la influencia del lenguaje en el signo individuo; por el momento estamos tratando el lenguaje y el significado en términos amplios, a nivel de la especie).

Conciencia y Significado Humano.

Las nociones de intersubjetividad, de  mentalismo  y  lenguaje -como coordinación de coordinaciones consensuales-  dieron comienzo al hombre psicológico.  Ahora les invito al desarrollo de un tema central aquí, confirmado por la epistemología evolutiva, que es la evolución de la conciencia, la afectividad y el significado en el hombre psicológico: Todas  repercusiones  que trajo consigo  la emergencia del lenguaje.

Desde un prisma evolutivo, podemos identificar al lenguaje -por la autoconciencia y reflexividad  que derivó de él-  como el gran «responsable»  de habernos convertido en  los únicos animales que necesitamos darle un sentido a la experiencia.  La  consecuencia más seria que tuvo  la emergencia del lenguaje fue producir la  ruptura  definitiva en la circularidad primate humano-naturaleza.  Mientras la existencia  animal pre-lenguaje se caracteriza por una coexistencia  en unidad y armonía con la naturaleza;  el primate humano  se separa  de ella.  Este nacimiento del hombre se puede haber tomado millones de años, pero lo que interesa acá es que, por el lenguaje, emergió una  especie nueva que es capaz de entenderse de otra forma a sí mismo y su  mundo natural.

Si  autoconciencia, cognición  e imaginación rompen la armonía originaria con lo natural, le ocurre al hombre ahora que se percibe y se siente separado de lo otro, es decir, de la circunstancia y mundo en que habita.  Pero al mismo tiempo el hombre empieza a entender la naturaleza mediante sus nuevos instrumentos cognitivos, de modo que él puede conocer y predecir procesos -rudimentariamente,  en un comienzo-  que le permite este distanciamiento de lo otro.  Esto lo lleva -dice Guidano-  a una «revolución cognitiva» o revolución del conocimiento; por el lenguaje el conocimiento ya no está  fundido en la inmediatez, sino que ahora  está separado de la experiencia concreta,   todo lo cual deviene   en una conciencia de separación

Si bien es cierto esta separación le permite al hombre reconocer que hay un mundo como también  su propia  conciencia,  su conciencia de estar en el mundo;  descubriendo, en efecto, la maravilla de ser consciente de ser consciente, ¡y cuánto eso le  permite  iluminarse, manejar la naturaleza y a si mismo!  Pero al mismo tiempo, como la otra cara de una misma moneda, le produjo en lo afectivo un sentido de soledad existencial, de intensa desolación; por primera vez él se encuentra solo y separado,  del mundo y  de sus semejantes.  Aún más: su conciencia le muestra una conciencia de tener un origen y tener un  fin,  la propia  muerte y de sus seres significativos y esta experiencia, según  Guidano,  da origen a una revolución afectiva empujada por la revolucion cognitiva  -como lo señalamos en el artículo «La visión post-racionalista del amor de Vittorio Guidano».

Todo esto que hemos dicho fue lo que orientó a una incesante búsqueda y construcción de significado por el primate humano. Desde entonces va a buscar, extraer y construir  significados dónde:  de  una matriz emotiva que pertenece al mundo intersubjetivo  que tiene que ver con todo tipo de emociones relacionadas con el vincularse a los otros,  la separación, la solidaridad  y todas las emociones  ligadas a las relaciones  interpersonales, es decir, con  toda  la afectividad conectada con la cohesión del grupo. Pero también buscará el significado en todas aquellas experiencias que son fundamentales y que incluyen al hombre moderno -desde aprox. 60.000 años atrás-,  experiencias como la soledad, la muerte, nuestros orígenes:  en suma, la cuestión del significado de la vida humana;  pues, de no existir estos aspectos, no tendríamos experiencia humana como tal.

III.  EL SIGNIFICADO Y EL SIMISMO (SELF).

Hemos visto cómo se ha originado  la búsqueda de significado a nivel de la especie humana. Ahora, ¿qué pasa en el individuo humano en relación a su significado? ¿Cómo se ha configurado el significado en el signo individuo? Es lo que trataremos de reconstruir.

La explicación del  significado a  instancias del individuo -el simismo- nos exige asumir un punto de vista ontológico; con esto queremos decir: ponernos del punto de vista del individuo que experiencia su particular percepción de ser humano. En la posición racionalista,  siempre se consideraba  al individuo  desde un punto de vista fuera de él, y no consideraba cómo este individuo en particular vivía su experiencia; es decir, se reconocería una identidad humana general, pero no una en particular para cada individuo. En un enfoque postracionalista, en cambio, se reconoce a cada individuo con un sentido de identidad y de unicidad que le es propio. Nos corresponde ahora, entonces,  explicar lo que se llama la identidad personal, el self o simismo.

La visión postracionalista del self o identidad personal

Para comenzar diremos: este modelo  entiende al organismo humano como  una complejidad auto-organizada.

La  función básica de cada sistema complejo que se autoorganiza  es construir  un sentido de si mismo  y mantenerlo cuanto más estable en el curso de vida, así cada posible cambio es subordinado  a la mantención de este sentido de si, a la mantención -en  definitiva- de la identidad sistémica. En el caso del self, la mantención de su sentido de identidad personal equivale a la mantención  de su significado personal.

Anteriormente señalamos – en forma genérica – que los seres humanos, con la emergencia del lenguaje, pasan a vivir en dos niveles de experiencia: la experiencia inmediata y la explicación. Ahora, si nos desplazamos a nivel del individuo, tomando como referencia la identidad humana, ocurre exactamente lo mismo. Así, el primer nivel, que corresponde a la experiencia inmediata de uno mismo, es una situación específica que se basa en el sentido de continuidad interna. Esto es lo que en la tradición de la psicología norteamericana de los primeros años equivale a este aspecto de la experiencia inmediata de uno mismo, que George  Mead llamaba el experiencing I,  que puede ser traducido como «el yo que experiencia»;  y el appraisal me, es la  imagen que corresponde al mi que evalúa al yo

En la reformulación que hace Guidano del self de Mead,  la identidad aparece como un proceso en continuo desarrollo ininterrumpido de tipo dialéctico.  En  esta dialéctica, todas las explicaciones no son otra cosa que el modo de buscar hacer consistente y continuativa en el tiempo la experiencia inmediata que uno tiene de si mismo, de tal manera de volver aceptable a mi mismo la imagen consciente que yo percibo de mi.  El self entonces aparece aquí como un proceso dialéctico ininterrumpido y continuo entre estos dos polos o procesos opuestos: la experiencia inmediata, el «yo»; y la imagen consciente de mi, que yo saco de mi experiencia inmediata, el «mi».

El problema entonces pasa a ser éste: cuando la persona puede reconocer en la imagen consciente de si misma su experiencia inmediata, es decir, puede reconocer sus emociones, sensaciones, modulaciones psicofisiológicas, como propias y autorreferidas, quiere decir que puede vivirlas conscientemente como formas de su manera de ser; y en este sentido no habrá discrepancias entre su experiencia inmediata y la imagen consciente de sí misma; por lo tanto, sus explicaciones se harán consistentes y coherentes con su experiencia inmediata.  Por el contrario, si estas tonalidades emotivas, sensaciones, etc., no son reconocidas ni autorreferidas, la persona las vive como extrañas a ella y, por tanto, las va a vivir como síntomas.

Ahora una de las consecuencias  de  este discurso dialéctico, entre experiencia inmediata y la imagen consciente de sí mismo, es lo que se llama «significado personal». Sería entonces la forma que uno tiene de relacionarse con  su experiencia inmediata, de cómo se la explica, de tal modo que aparezca consistente con la imagen que a uno le agrada que los demás lo vean, en vistas de ser legitimado, reconocido y, en último término, querido por los otros.

Lenguaje Temático y Significado Personal   

En la visión post-racionalista no hay información fuera de la mente.  Esto significa que todos los estímulos que provienen de las interacciones del organismo con el medio, esto es, las observaciones del observador, son autorreferenciales: se reflejan a sí mismas.  Así, el organismo humano sólo es perturbado por los estímulos externos, y una perturbación se va a convertir en información cuando es transformada por la mente.  Esto quiere decir que la mente activamente transforma esta perturbación en información significativa desde el punto de vista emotivo.  El problema va a radicar, por lo tanto, en cómo le damos sentido y coherencia de significado a estas perturbaciones externas.  Esto significa que no podemos eludir el tema de lo que se ha llamado también el «lenguaje temático».

Ahora bien, por lenguaje temático entendemos la capacidad de conectar e integrar como un tema un conjunto de elementos experienciales que tuvieron lugar; y cada tema tiene un inicio, un desarrollo y un fin.  Esta capacidad del lenguaje permite, conforme a una operación específicamente humana, transformar la inmediatez de la experiencia en información, la que se mantiene independiente de los acontecimientos que la produjeron.

Esta operación de separar el contenido informativo de la experiencia afectiva (como se mencionó en la sección donde hablamos sobre el significado a nivel de la especie) en cada experiencia inmediata, permite que el contenido afectivo pase a ser significativo -desde el punto de vista emotivo-.  Así la vivencia -como dice Maturana- se convierte en información, puede ser conceptualizada y convertida en una secuencialización bien ordenada, al presentar un orden cronológico, causal  y  temático; es decir, una historia en torno a temas que pueden ser articulados  analógicamente.  Esto es lo que se denomina la estructura narrativa de la experiencia humana; y de la estructura de la secuencialización dependerá el cómo se desarrolle un tema de significado.  Esto quiere decir, finalmente, que la función del pensamiento narrativo es construir el significado personal.

La Visión del Self en  Guidano

En este punto vamos a desarrollar la visión de self  en Guidano, contrastándola con otras visiones de self, especialmente la de K. Gergen.

Este tema, para Guidano, debe comenzar abordándose con una mirada histórica,. Así, la primera visión de self que Guidano distingue la podemos rastrear en la historia del pensamiento occidental, y corresponde al  self sustancialista cartesiano: el cogito ergo sum;  este  es un self  sin contexto, es decir, un self impersonal.  En la psicología actual ya nadie considera esta idea de self.  Ahora, Guidano reconoce que en la actualidad  existe otra visión del self  que sí es reconocida por los teóricos:  es la llamada visión «fundacionalista» , la cual no ve al self como sustancia sino que se le identifica con los aspectos de la racionalidad del conocimiento objetivo.  Este self,  por tanto,  se identifica con un conocimiento objetivo de si mismo y del mundo.  Este sería básicamente el self racionalista.

Frente a estas  formulaciones del   self  (sustancial y  racionalista),  está la visión de  Guidano, que puede ser comprendido en un contexto de epistemología evolutiva. Nos centraremos  en  esta  posición  con mayor detenimiento.

De acuerdo a Guidano el primer aspecto  a tener en cuenta del self es  su carácter procesal  y,  por tanto,  sería erróneo verlo como una   entidad  estática y sustancial; en  esto se incluye a todo sistema vivo.  Así,  cada sistema vivo es un proceso  en movimiento continuo,  y tanto la mantención como la conservación de su continuidad tampoco es fija, es también  procesal  y  en  movimiento.  En líneas generales  -para  Guidano-  el self es una semejanza del sistema consigo mismo, reconociéndose continuamente en su propia activación y continuidad, en términos de una memoria  histórico-temporal  y de un  proceso activo que se va haciendo  en cada momento.  El  proceso  dinámico de los sistemas vivos   permite, en definitiva, caracterizar y reconocer el  self.

En  la misma línea procesal Guidano ve  el self o el sentido de uno mismo como un proceso dialéctico, un proceso dinámico que es la resultante de diferenciarse e individuarse.  Individuarse siempre en relación a los otros, y en la referencia a los otros  se obtiene  un sentido más claro de si mismo.  El proceso del sentido de si mismo es un proceso continuo de ir individuándose en referencia a los otros: aquí radica el origen de la naturaleza relacional y dialéctica del self .  De aquí inferimos, el self no se identificaría con una dinámica social o conversacional,  sino que  se reconoce sólo en su propia activación  y  dinámica;  en  otras palabras,  el self sólo se reconoce en su  estructura de self.

Esta  formulación teórica de ver el self como un proceso dialéctico es ampliada por Guidano:

El primer aspecto importante -dice- es que la identidad personal o el self  es, precisamente, una construcción y no una representación como plantea el enfoque racionalista;  y construcción significa la tarea de individualizarse, individualizarse respecto a un mundo, e individualizarse respecto del exterior implica siempre, al mismo tiempo, una visión del mundo, una manera de ver el mundo y, lo que es más importante, una manera de sentirse en el mundo.  Es decir, desde el primer momento cada acto de identidad, cada acto de individualizarse respecto a lo otro, implica siempre la elaboración de un significado personal. Implica siempre la relación entre una manera de ver el mundo y una manera de sentirse en el mundo  («El Desarrollo de la Terapia Cognitiva Postracionalista»,  1995, pág. 56).

Para Guidano lo más importante del self, desde una posición ontológica, es construir un sentido de sí mismo y mantenerlo estable durante todo el ciclo de vida individual, que correspondería al sentido de continuidad y de unicidad temporal. La visión procesal del self en Guidano, entonces, es la de un sistema multimodal que incluye actividad motora, sensorial, neurovegetativa, emocional, imaginativa, memoria, razonamiento y, también, pensamiento conceptual.  Para Guidano la clave de la dinámica del simismo (self) son dos aspectos inseparables -como decíamos-  que están en una dialéctica continua, que es lo que por un lado se llama  la «mismidad», esto es,  el sentido de continuidad y de unicidad en el tiempo, y, por el otro,  la «ipseidad», que son las discontinuidades, que está ocurriendo momento por momento, y que algunas veces discrepa con la mismidad. Lo básico de esta manera de ver el self como procesal, por lo tanto, es esta continua dialéctica entre estos dos procesos que son oponentes.

Ahora, si nos situamos en el punto de vista de la teoría de las emociones de Carol Magai, lo que pertenece a la mismidad serían los «rasgos emocionales» -como ella denomina-, que son activaciones emocionales recurrentes que están conectados con esquemas emocionales, y que le dan el sentido de continuidad con que vive sus experiencias cotidianas.  Luego hay que reconocer los eventos o episodios emocionales que Carol Magai distingue como «las emociones discretas», que corresponden a lo que nos ocurre momento por momento y que puede ser una activación emocional que puede ser discrepante con los rasgos emocionales.

El  SELF  (SIMISMO)  Y  El OTRO.

El  self  y  el  sentido de pertenencia.

El individuo o el self,  en el  preciso   instante en que se siente alguien único, al mismo tiempo comparte,  junto con los otros,  la  pertenencia a un contexto de referencia.  Es decir, yo soy en todo momento -como dice Ortega y  Gasset- «yo y mi circunstancia».  Pero además en todo momento  soy una unicidad, alguien único, y cada uno de nosotros es también alguien único; y no obstante en todo momento nos sentimos pertenecientes a un contexto.

Ahora, uno se  individualiza como persona, que en este sistema de  referencia  encuentra su unicidad como individuo, y,  al mismo tiempo,  uno  comparte su sistema de valores, de creencias,  de emociones,  de conversaciones, y todo lo que Maturana llama «el universo conversacional».  Es decir, la circunstancia del individuo es compartir también un sistema de referentes valóricos  y  sociales. Los dos aspectos son simultáneos en la dialéctica del  simismo. Ahora, en cuanto a la dialéctica interna del  simismo, en cada momento uno es el simismo protagonista que actúa en primera persona y, a la vez, el simismo que se da cuenta; al mismo tiempo entonces uno es el simismo narrador y el simismo protagonista, eso es irreductible.

El significado lo vamos a encontrar en los modos como el simismo se expresa; el simismo es integración en todos los aspectos:  en lo emocional, en lo sensorial, en la memoria, en lo imaginativo y el pensamiento; el significado toma en cuenta todos estos aspectos. Por otro lado el significado es una construcción  que el simismo hace; para el organismo construirun significado significa tomar en cuenta todo  lo que lo afecta, lo que es relevante de la realidad para él. Y lo que lo afecta es prevalentemente de índole emocional -aunque no digo que es solamente emocional-,  aquí es donde más se juega la supervivencia en términos de continuidad y de unitariedad. Es necesario subrayar  que el aspecto emotivo es fundamental para reorganizar el significado y la realidad.

Del mismo modo, las explicaciones que el simismo se da de la experiencia inmediata, y que resultan en un significado que evoluciona desde la matriz emotiva, constituye la plataforma de base donde después se puede construir un significado  cultural,  más abstracto, hecho de pensamientos, de creencias, que puede ser intercambiado y compartido con  otros. Pero todo esto deriva de aquellas experiencias que son básicas para el individuo, así  el amor o vinculamiento, la conciencia de muerte, de soledad, nuestro orígenes;  pues, si quitáramos eso,  no queda absolutamente nada.

El Sentido Canónico del Simismo

Guidano ve el simismo como un proceso evolutivo que tiene una historia ontológica. Si nos hacemos cargo de esta visión del simismo que nos propone Guidano, significa que la capacidad del simismo de autorreferirse a sí y a los otros, que emerge al interior del mundo intersubjetivo -que ya señalamos como el mundo de interacciones sociales  en el cual viven los primates y seres humanos-, desde  este punto de vista entonces el simismo incluye al otro. Es decir, desde el punto de vista evolutivo de los primates, el surgimiento de esta capacidad típicamente humana de la individuación, es paralela o simultánea a la capacidad como percepción del otro.

Ahora, no solamente el simismo implica siempre un sentido del otro, sino que también comprende lo que no es el simismo, esto es, el mundo. Es decir, un sentido de lo que es canónico, de lo que es normativo, de lo que esa cultura permite o no permite hacer. Entonces, el desarrollar un sentido de uno mismo comprende, en el acto, un sentido canónico, un sentido de lo que es normativo, y esto, que  surge en el ciclo de vida individual, el ser humano lo desarrolla como capacidad ya en los primeros años de vida. El desarrollar el sentido de si mismo implica también que simultáneamente uno se siente de un cierto modo respecto al contexto y a la canonicidad del mundo cultural a que se pertenece.

La alteridad, en el sentido de los otros, así como el mundo canónico, es compleja en su naturaleza al igual que el simismo; y en este punto decimos que el simismo es dialéctico, multinivelal y multimodal; eso quiere decir que el simismo está siempre funcionando a muchos niveles, y que podemos reconocer muchos aspectos también:  sensorial, emocional, biológico, motor, (como  lo mencionamos en su oportunidad cuando tratamos con  el tema del self o simismo).

El Locus de Significado.  Self fragmentado vs. Self unitario.

Guidano critica la visión postmoderna del self que ha desarrollado Gergen, quien habla de un self fraccionado o de un self vacío. El self de Gergen es a-contextual, no toma en cuenta el contexto; para este autor el self  es una entidad ilusoria y representa la condición postmoderna. Pero esto, para Guidano, significa sacar el self del contexto evolutivo y, por tanto,  no ver que este self pertenece a los cambios que ha experimentado la conciencia contemporánea, que se ha vuelto una conciencia postmoderna  en consonancia con un self fragmentado, saturado y vacío. Pero este self correspondería a una  etapa dentro de las diferentes etapas de la historia evolutiva.

En mi opinión, la visión del self en Guidano surge como una visión totalmente contraria a la de Gergen.  Y más aún: Guidano muestra los peligros que hay para la psicoterapia el mantener esta posición de un self a-contextual o fragmentado, como lo veremos a continuación. Porque si el self es fraccionado y es a-contextual, aparecería solamente en la red de conversaciones.

Desde el punto de vista terapéutico los procedimientos para resolver una problemática dada correspondería a la forma como la persona se cuenta el problema.  Así, -de acuerdo con Guidano- podemos ver un isomorfismo entre el discurso problemático y una conversación problemática.  La forma, por lo tanto, de resolver el problema sería cambiar la conversación, como si hubiera una identificación entre las palabras y la experiencia.  Es decir, de la forma de mi relato depende mi experiencia; lo cual significaría que, si yo cambio la forma de narrarme, cambio mi experiencia.  Una consecuencia fundamental que se deriva de aquí -para Guidano- es que no habrían referencias psicopatológicas. Así, señala Guidano: «si todo es reducido a una red de conversaciones, todo es reducido a una  especie de negociaciones o de mejores convenciones o de mejor sintonización con las reglas sociales y culturales, finalmente esto nos conduciría a una psicoterapia carente de estrategia y de sistematicidad”.

Para Guidano, no obstante, es distinto el mundo que se ve cuando se aborda el problema desde el punto de vista del locus de significado, es decir, donde ocurre el significado. Si el significado está dentro del organismo o afuera. Vale decir si es centralizado o descentralizado. Señala, que si el foco se pone en un significado centralizado, el problema del paciente es referido al paciente, es decir, es internalizado; es enfocar la experiencia inmediata del paciente para visualizar sus modos de ordenamiento.  Siguiendo a Guidano, si el significado es descentralizado implicaría que la actividad del terapeuta es reducida solamente a generar cambios en la conversación con el paciente; las interacciones con su paciente serán del tipo de intercambiar opiniones, teorías y creencias, todo lo cual significa que el terapeuta estaría trabajando solamente a nivel de la imagen consciente del paciente -dejando fuera la experiencia inmediata-.  Aquí no habrían diferencias esenciales con una conversación de primer orden, que son las conversaciones de la vida cotidiana.

En la visión del significado centralizado, en cambio, el discurso del paciente es referido a la experiencia inmediata que la produjo.  En otras palabras, la imagen consciente de sí mismo procede siempre del modo de sentirse del paciente, y esto origina lo que se llama «una conversación de segundo orden». Entonces si nosotros nos focalizamos a nivel de la experiencia inmediata, el foco será siempre sobre emociones activantes y perturbadoras; y tendríamos  que validar estas explicaciones con otras experiencias; pues, como dice Maturana,  toda explicación es explicación de la experiencia, la cual es validada con otra experiencia, y nunca puede ser validada haciendo referencia a un mundo externo e independiente del observador.

En síntesis, desde un punto de vista narrativo  podríamos decir que que el self fragmentado, conversacional de Gergen, correspondería a una conversación de primer orden. En cambio, el self unitario, centralizado de Guidano, correspondería a una conversación de segundo orden.

No quisiera en este instante dejar pasar la ocasión sin rendir un homenaje a quien fuera mi maestro y amigo, Vittorio Guidano, quien nos dio este nuevo entendimiento de la experiencia humana . Si reconocemos a Maturana como el gran biólogo y epistemólogo contemporáneo y su enorme aporte a la psicología, del mismo modo reconocemos  -ahora en otro dominio de experiencia- a Vittorio Guidano como uno de los más importantes psicólogos de la segunda mitad del siglo XX y totalmente vigente en este el siglo XXI, y cuya obra tendrá -no nos cabe duda- proyecciones insospechadas para  todo este siglo que recién comienza.

 

LA ORGANIZACIÓN DEL SIGNIFICADO PERSONAL

En esta última parte de la exposición nos vamos a definir las organizaciones de significado personal que se encuentran  en la cultura occidental contemporánea. Por supuesto, no se podrá hacer aquí un desarrollo completo de las mismas.   Pero  sí quiero señalar al menos cuáles son las que se han logrado determinar hasta el momento, junto con definir y  caracterizar cada una de las cuatro organizaciones.

Antes de definir las organizaciones de significado personal,  permítaseme desarrollar algunas premisas introductorias para así  poner  claridad sobre algunos puntos.

Primero,   el término  «significado personal»  es parte integrante de un  enfoque de carácter ontológico, es decir, que el punto de vista que aquí se adopta  es buscar o intentar ver el conocimiento  primariamente como un conocimiento emotivo,  y  después  verlo  como  un conocimiento explicativo, conceptual. Significa que es también un conocimiento desde el punto de vista de la persona que tiene ese conocimiento, desde el punto de vista del sujeto.  Con esto se puede comprender cómo el significado personal es algo que hace parte  del conocimiento individual.

Si nosotros vemos la vida como el sujeto la vive, como al sujeto le ocurre vivirla, en cada forma de conocimiento, ya sea un conocimiento inmediato o emotivo, o sea perceptivo conceptual, el sujeto siempre consigue tener un sentido de si mismo y del mundo en  ese momento.  El  significado personal, entonces, no es algo que el sujeto decida,  pues cada acto de conocimiento  implica un a percepción específica del mundo y una percepción especifica de si mismo frente al  mundo,  y el mundo es percibido de esta particular manera y no de otra.  Esto es el significado personal,  algo que está  intrínsecamente conectado a la experiencia  humana.

Segundo, el significado personal está conectado con la organización unitaria que le da el dominio emotivo durante el curso del desarrollo maduracional.  El significado personal coincide para cada uno de nosotros con la configuración unitaria específica que las tonalidades emotivas adquieren en el proceso de desarrollo.

Tercero,  una organización de significado  personal  tiene que ser entendida como un proceso y no como una entidad en sí misma. Entenderla como proceso significa   que no hay una  organización de significado personal que esté caracterizada por un contenido particular de conocimiento, sino que está caracterizada por la forma, la modalidad o la manera de procesar el conocimiento.  El significado personal no coincide con el contenido, no coincide con una lista de contenidos específicos o de axiomas o de creencias para cada significado. Hasta ahora se ha puesto   énfasis solo sobre el contenido del conocimiento.  Esto parece muy evidente en la psiquiatría tradicional, en la nosografía tradicional, así es cuestión de ver el DSM IV;  y también  de ver en los enfoques racionalistas, en  donde tanto Ellis como Beck hicieron sus listas de creencias. El elemento básico para reformular lo que son los aspectos psicopatológicos o los asuntos psicopatológicos es exactamente esto, trasladarse desde un contenido de conocimiento a la forma como ese conocimiento es procesado.

Cuarto,  una organización de significado personal no es una entidad, es un procesamiento, una forma unitaria de procesamiento de conocimiento, entonces se entiende como algo muy dinámico y como algo que sirve y existe principalmente para el terapeuta o para el operador, para quien está trabajando sobre la experiencia humana.   Es decir,  no se tendría que esperar que las organizaciones que se van a describir a continuación se encuentren químicamente puras  en las personas.  Estas cuatro organizaciones fundamentales que ha distinguido Guidano hay que verlas como claves  interpretativas, claves explicativas para ordenar y explicar la realidad que tenemos ante nosotros;  de tal forma que siempre tienen que ser entendidas  como explicaciones  que usamos para entender cómo funciona el sistema paciente.  Son entendidas como  explicaciones de nuestra experiencia. No están  tomadas como si a cada organización o a cada individuo correspondiese  una organización pura. Tenemos que aclarar que  en la realidad no existe ninguna organización pura,  pues  cada individuo puede tener más de un componente, así puede tener un componente fóbico,  un componente DAP, y puede tener un componente obsesivo.  Lo que es típico en esa situación es que un componente, que en la mayoría  de los casos es el componente más antiguo,  es  el  que asume el rol  unificador del procesamiento, y es el que le daría la clausura organizacional -como diría Maturana-.  Pero cada individuo es diferente de cualquier  otro.  También vemos dos individuos  que nos parecen similares en la cual pueden tener una componente fóbica y una componente DAP y vemos que es la componente fóbica la que da unidad.  Los mismos siguen siendo dos personas completamente diferentes, tienen sus mecanismos propios de mantenimiento, de equilibrio de sus  respectivos e significados.

Se torna de crucial importancia, entonces, el usar las categorías explicativas como organizaciones de significado personal para el trabajo del terapeuta. Pero el  terapeuta no tiene que correr el riesgo de considerar estas categorías como si fueran  la realidad en sí misma.  Tiene que tener  conciencia  de  que son instrumentos explicativos que él ha creado como   un  modo que tiene  de realizar  su trabajo.

 

La Organización unitaria del dominio emotivo individual

 

Hablamos de  «organización» por que el mecanismo  central de todo el dominio emotivo individual  va a adquirir  una configuración unitaria que se va ir desplegando  durante todo el período de desarrollo. Es decir, en un sistema humano individual las emociones se van organizando unitariamente en donde una de las emociones se va diferenciando y amplificando, predominando sobre el resto. Entonces, ¿cómo se construye este dominio emotivo que pertenece a la experiencia humana personal  y que tiene estas características de unicidad?

 

En este punto tendríamos que destacar dos aspectos:  (1) La evidencia científica nos muestra -como ya señalamos- que somos primates, lo cual  significa vivir  en un mundo o una dimensión intersubjetiva. Los aspectos más importantes de la dimensión intersubjetiva son  los que están referidos a la relación entre los individuos. En una relación intersubjetiva el conocimiento es interaccional;  esto significa que el conocimiento de los otros es siempre un conocimiento de uno mismo,  y el conocimiento de mí mismo es siempre un conocimiento de los otros.

 

(2) Por otro lado, los seres humanos nacemos con la capacidad de experimentar emociones, que los autores denominan «emociones básicas», y que incluso ya vendrían inscritas en el código  genético. Muchos autores están de acuerdo en que las emociones son pocas y de características muy delineadas, y que corresponden, además, a patrones psicofisiológicos de expresión facial y conductual específicos.  Entonces  estas emociones  vienen  potencialmente hechas para que se desarrollen durante el período del desarrollo de un individuo;  pero  se van a desarrollar y  diferenciar en los procesos de vínculo.

 

Ahora,  ¿cuáles son los autores y en que teoría de las emociones son las que Guidano se basa para construir las cuatro organizaciones? En una primera instancia toma como referente a  Silvan Tomkins, quien distingue ocho emociones: el interés, la sorpresa, la alegría, la tristeza, el temor, la vergüenza, el desprecio y la rabia. También a Izard, quien plantea que hay 10 emociones básicas:  la curiosidad, la alegría, el miedo, la rabia, el asco, tristeza, el desprecio, la vergüenza, la culpa y el sorpresa. Estos autores compartren la «Teoría funcional de las emociones. Posteriormente Guidano elabora y articula mas su modelo en relación a la unidad del dominio emotivo en el ciclo de vida individual cuando conoce a Carol Magai y su grupo, seguidores de Tomkins. Esta autora distingue diez emociones básicas: la rabia, la tristeza, el miedo, el desprecio, la vergüenza, la culpa, el disgusto, el interés, la alegría y la sorpresa.

 

Con estas premisas, – la capacidad de intersubjetividad y el traer las emociones ya listas para ser desarrolladas- podemos decir que el aspecto que define el espacio emocional en una dimensión intersubjetiva es la proximidad o distancia de uno con respecto a los otros. En este sentido el proceso de viculamiento o el «attachment process» como le llama Bowlby, es la dimensión básica, en  la que los aspectos de proximidad y distancia son  los mismos procesos de vinculación y separación.  Se puede decir, entonces,  que todas las tonalidades emotivas  son  moduladores que sirven para modular este continuo entre vinculación y separación. Así  el miedo, la tristeza, la vergüenza, la rabia,  se pueden comprender mucho mejor si son vistas como categorías emotivas que continuamente modulan la cercanía o la distancia con el otro significativo. Es decir,  las diferentes tonalidades emotivas  producen vínculo o separación siempre en este continuo, en este espacio emocional que surge de los procesos de vinculamiento.

 

Es en este sentido, entonces,  que todo el dominio emotivo individual adquiere una organización unitaria, y eso va en paralelo con el desarrollo de la infancia, niñez y, finalmente, la adolescencia y juventud. Y principalmente va  junto con la estructura y la calidad de las relaciones padres e hijos. La calidad de la relación padres e hijo depende del tipo de vinculación padre e hijo que se puede crear en esta dimensión intersubjetiva. Este tipo de vinculación esta muy conectado a la especie humana con el desarrollo mismo de la identidad  personal.

 

El proceso de vinculamiento tendría que ser visto desde esta perspectiva  para lograr una explicación generativa del vínculo humano. Como decíamos, Bowlby, que creó la teoría del «attachment», desarrolló lo que es un enfoque solamente descriptivo, y no explicativo del vínculo. Para Bowlby la vinculación es una manera de mantener la proximidad con la figura significativa; pero eso se queda en  una descripción.  Ahora,  desde un punto de vista científico  lo  que tenemos que explicar es:  ¿Cómo es que pasa que en la experiencia humana tenga una importancia tan central los procesos de relación emotiva entre el niño y los padres,  relación que se prolonga gran parte de la vida de una persona?  ¿Para qué sirve esto? ¿Cuál es su función?

 

Si lo vemos en términos explicativos,  podemos ver que el proceso de vinculamiento empieza en las etapas mas temprana del curso de la vida de un individuo con el desarrollo mismo de su  identidad personal. Es lo que George Mead llamaba  el looking glass effect, es decir, que el niño aprende y se construye una imagen de sí mismo a través de cómo se siente tratado por los padres. Esa es una información con la cual él puede reconstruir cómo las personas o cómo los demás lo ven como persona,  cuáles son las características personales que los otros evalúan, aprecian y cómo va a ser su desarrollo en la infancia y en la niñez. Los padres funcionan metafóricamente  como un espejo, que permite al niño reconocerse, mirarse en la conciencia de ellos. Este es la imagen que usaba Mead,  cuando decía que el sentido de uno mismo se descubre y se construye sobre un looking glass , como si se reconstruyera su imagen de si mismo en un  espejo. Así, desde este proceso el dominio emotivo individual humano deberá adquirir una organización unitaria.

 

Tomemos como  ejemplo el Depresivo. Pongamos en nuestra mente el siguiente escenario imaginativo. En un continuo  ponemos un punto extremo que sería el vinculamiento, es decir la proximidad del niño con su madre,  y en este mismo continuo -ya que es la misma dimensión- ponemos en el otro extremo la separación, que sería la separación del niño con su madre. Aquí hay que hacer notar que el vínculo y la separación no son opuestos, sino son interdependientes, por separación se entiende lo que es el comportamiento exploratorio humano que todo mamífero tiene, que es un comportamiento que se inicia por parte del niño y que es espontáneo y automático. Pero no es que sea lo opuesto al vínculo, ya que cuando el niño está explorando, no es que no esté vinculado, es la exploración lo que permite un  vinculamiento con una mayor articulación y desarrollo.  Cuando el niño aprende a andar por su cuenta y a distanciarse de su madre, aprende también que hay otra manera de relacionarse con ella,  por ejemplo contándole lo que hizo, o saludándola a distancia.  Lo que vemos en los fóbicos  es que los padres impiden la separación, entonces se produce un vinculamiento muy primitivo: es un proceso de vinculamiento siempre centrado en el contacto físico inmediato.  Por ejemplo, lo que sucede en el   depresivo es que la calidad del vínculo es muy pobre; es frecuente que no haya vinculamiento,  porque se han muerto uno o los dos padres.

 

En este continuo de vinculamiento y separación las  emociones conectadas con la  pérdida, que son  la tristeza y rabia,  empiezan amplificarse, ya  que como el desarrollo emotivo es analógico, algo similar a los tonos musicales. En el caso del Depresivo,  la pérdida es desde el comienzo la tonalidad emotiva,  en este continuo  la tonalidad  más amplificada, y todas las otras emociones (miedo, vergüenza, culpa…)  se definen sobre ésta.   Guidano utiliza la metáfora de la composición musical. Es como si fuera una pieza musical:  una es   la tonalidad principal  y  todas las otras notas son reguladas desde  la principal.  Esto es lo que da la organización unitaria del dominio emotivo individual. Todas las otras emociones: miedo, vergüenza, culpa -se ve muy claramente en los depresivos- aparecen referidas  a la pérdida. Por ej., la culpa es de  no haber sido capaz de enfrentarse con un destino de  soledad como el suyo; o la vergüenza de ser tan débil de no poder enfrentar un destino que todos los hombres pueden enfrentar. El miedo de perder la figura significativa.  La alegría de no perder a la persona significativa. Esto es, más que una  definición conceptual,  una definición de la experiencia emotiva. Resumiendo y tomando en cuenta estas premisas podemos decir que,  hasta ahora por lo menos, las principales organizaciones  de significado personal que se han  hallado  en la cultura occidental solamente son  cuatro. Guidano no descarta  que,  en los próximos años, los estudiosos puedan identificar una quinta o una sexta organización;  pienso que, aún así, no podrían ser muchas más,  porque se ve muy fácilmente  por   la cantidad de experiencias  emotivas humanas.  Las emociones básicas, que  en inglés se llaman «basic feelings», son entre ocho y doce; no más.  Entonces,  todas las posibles combinaciones y recombinaciones  que pueden dar ocho  o diez tonalidades emocionales básicas,  pueden dar lugar a  cuatro o cinco organizaciones, y  no  más. Las  organizaciones, junto con las emociones  que están a la base, tienen que ser  viables, es decir, tienen que permitir  la adaptación.

Desde las organizaciones se puede hacer también un cuadro de psicopatologías,  ya que pueden dar cuenta prácticamente de todas la psicopatologías que conocemos, sean los desórdenes neuróticos o psicóticos.

Definición de las cuatro organizaciones de significado personal presentes en la cultura occidental contemporánea.

 

Como decíamos, de acuerdo a la teoría del vínculo se identifican algunos significados personales básicos.   Pero también podemos ver cómo estas cuatro categorías de significado personal pueden explicarse haciendo referencia a muchas pero no a todas las psicopatologías que frecuentemente vemos en la clínica.  Ya que cada uno de estos significados personales pueden ser elaborados como una manera de ordenar datos, en este sentido es un proceso, pero también pueden ser elaborados de otras maneras y así cada significado puede ser elaborado en los términos que llamamos normales, neuróticos o psicóticos.  No es que sean categorías de experiencia en si misma, si no que son modalidades de procesar la experiencia, entonces, cada significado personal puede tener diferentes modalidades de procesamiento de la experiencia.

1)    La Organización de Significado Personal Depresiva.

Los  significados se pueden reconstruir -como hemos visto-  en las situaciones de vínculo, del cual ya hemos delineado una. En esta  Organización  el niño no se siente atendido,  y esto por que  no tiene soporte emotivo,  o muchas veces por ausencia  de   la figura parental misma, causada   por abandono  o   por fallecimiento.

De este modo el niño crece elaborando  la percepción de pérdida, que se constituye en  la modalidad emotiva fundamental  a diferenciarse de todas las otras. El dominio emotivo, entonces,  adquiere   esta organización unitaria sobre el sentido de pérdida.

La Organización Depresiva, por consiguiente,  puede ser definida como la tendencia  -de un individuo portador de esta organización-   a  responder a  cualquier evento  de la vida en la forma de desamparo y desesperanza, como consecuencia de la construcción de estos eventos en  términos de pérdida, desilusiones o fracasos. El significado personal aquí está centrado en el sentido de soledad,  y está organizado en un circuito recurrente de esquemas emocionales que oscilan entre el desamparo y la rabia; y luego,  el ordenamiento explícito o  consciente,  en términos de una imagen negativa de sí mismo y de una atribución de causalidad interna, global y estable. La estrategia utilizada por estas personas,  más que luchar contra un mundo no confiable, es la de confiar solamente en ellos mismos como estrategia de control: característica que Bowlby llamó la autoconfianza compulsiva.

2)    La Organización de Significado Personal Fóbica.

El otro significado que podemos reconstruir en la situación de vínculo está centralizado en la emoción de miedo;  es otro tipo de organización de significado, que aparece como opuesto a la Org. depresiva.  Así   podemos decir que  la Depresiva  se forma  o bien por una  carencia  de vínculo, o por una muy pobre calidad de vínculo, o por falta absoluta de vínculo. Esta  organización entonces se perfila como opuesta. Aquí existe un excesivo vínculo: una madre demasiado preocupada,   excesivamente involucrada  con la vida de su hijo, que no le deja explorar, que no le deja hacer nada  por  propia iniciativa, a tal punto que la experiencia básica del niño  se cristaliza en  el miedo.  Como vemos, el miedo es la característica central en este tipo de organización.  Todo lo que es nuevo es peligroso,  y esto lo lleva -al individuo portador de esta organización-  a una percepción del mundo como peligroso, y  a una  percepción de si mismo como alguien frágil en este mundo, el cual   no se puede habitar sin una figura de protección.

Según Guidano,  la unidad organizacional del dominio emocional de un individuo de estas características se encuentra en  un equilibrio  dinámico estable entre dos polaridades emocionales:  la necesidad de protección ante un mundo percibido como peligroso, y  la necesidad de libertad e independencia en ese mismo mundo. El hallazgo más llamativo de esta clase de patrón organizacional es una marcada tendencia a responder en términos de miedo y ansiedad  ante cualquier alteración en el balance de los vínculos afectivos,  siendo construídos  por el individuo en términos de pérdida de protección y/o pérdida de libertad e independencia.  A diferencia de la organización depresiva, en esta organización la imagen consciente de sí mismo de un fóbico es positiva,  producto de la  actitud  sobreprotectora  de los padres. La estrategia usada por estos individuos es la de agente controlador, tanto de sus propias activaciones emocionales como  de los otros significativos.

En estas dos situaciones que hemos descrito y evaluado,  la reconstrucción del vínculo es en términos de cantidad; en el sentido de que, en un caso,  podemos decir que se trata de  un vínculo excesivo (Org. fóbica),   y, en  el otro,  hay  una falta de vinculamiento o de calidad insuficiente (Org. depresiva). Hay otras dos situaciones, no obstante,  que son de carácter  más complejo, y en  donde  el factor determinante  no es tanto la presencia excesiva  o la ausencia de  vínculo, sino que es la calidad  y el tipo de vínculo. Estas corresponden a la Organización de Significado Personal Obsesiva,  y la Organización de Significado Personal de los Desórdenes Alimentarios Psicogénicos (DAP),  adjetivada  como  «Dápica».

3)    La Organización de Significado Personal Obsesiva.

 

Lo  determinante en esta tercera categoría es la calidad  del vínculo,  que se configura como  un vínculo ambivalente. Por ambivalente se quiere significar  un vínculo incomprensible para el niño,  en el sentido de que el comportamiento parental es correcto para dos explicaciones antagónicas, esto es,  que la misma actitud del padre puede ser experimentada  (al mismo tiempo)  como “mi padre me quiere»  o como  «mi padre me odia”.  Este  es  el tipo de estructura familiar que  frecuentemente  origina   esta  organización de significado personal.

La característica central -entonces- de una Org. obsesiva puede ser vista en la elaboración de un sentido de sí mismo ambivalente y dicotómico  en que  la experiencia inmediata es vivenciada en dos dimensiones simultáneas, como  un sentido de sí mismo de ser  bueno y malo a la vez, o de ser correcto e incorrecto;  por ello el niño se percibe -a nivel de su  experiencia inmediata- con un  doble yo:  un  yo positivo, dado que es querible; y un yo negativo, producto de sentirse  rechazado por el padre -o madre-. Además esto conduce,  a quien es portador de este significado,   a encontrar una necesidad absoluta de certidumbre, como maneras de resolver los desequilibrios que también son experimentados como fallas absolutas  de control. Estas experiencias de incontrolabilidad se refieren a la emergencia de pensamientos, conductas e imágenes intrusivas y persistentes que son vivenciadas como extrañas a sí mismo.  Hay que decir, finalmente, que  la  estrategia que utilizan estas personas para encontrar la certidumbre es «la duda metódica».

4)    La Organización de Significado Personal  Dápica.

Esta categoría de significado es la que se da, hoy por hoy, con mayor frecuencia en el mundo occidental. La situación que, por lo general, provoca la existencia de esta organización se corresponde con un  vínculo familiar lleno de ambigüedad:  las emociones nunca se expresan directamente,  para el niño es difícil  percibir cuando es querido o cuando  no lo es, pues nada   es expresado directamente.  Muy  fácilmente entonces el niño identifica que ser querido va a responder a la imagen que se quiere  y se tenga de  él.  Es decir,  el niño puede elegir  identificarse con la imagen del padre,  por cuanto  ha logrado determinar exactamente cuáles son las expectativas que  este padre tiene de él o quiere de él.

En esta categoría no hay definiciones emotivas precisas  que se diferencien.  Lo que se diferencia es un sentido de si mismo  carente  de  fines precisos,  un sentido de sí mismo  muy oscilante y nunca bien definido;  pero   que se  define solamente cuando  se  tiene la sensación de corresponder a las expectativas de los otros.   Es  una situación,  en una palabra, en la cual las expectativas percibidas en el otro significativo se vuelve  el verdadero  sentido de si mismo.  Esta es la categoría de significado que Guidano llamó eating disorders, que traducido significa «desórdenes alimenticios psicogénicos»,  y  así le llamaremos  en lo sucesivo,  utilizando sólo la sigla DAP pero adjetivada, es decir, «dápicos».

De  acuerdo a Guidano entonces,  la Org. de S.P. Dápica  se da en individuos cuyo sentido de sí mismo es difuso y oscilante,  y la manera  en que  pueden  estabilizar este sentido de sí mismos  es a través de criterios externos.  Podemos decir que un individuo dápico es alguien que  tiene una experiencia inmediata  difusa de sí mismo, la cual logra estabilizar, junto a la imagen consciente de sí, solamente   a través de criterios externos, que son el juicio y las expectativas de los otros.  En cada instante, el individuo dápico, se forma una imagen precisa y definida de sí mismo de  acuerdo a las conductas y actitudes de los  otros  hacia él.  Nunca estas personas pueden definir sus estados internos o la imagen de sí mismos por criterios que puedan encontrar en ellas mismas.

Esta organización  es, sin duda, la más frecuente en la cultura occidental.  Está muy relacionada con las transformaciones sociales que han caracterizado a la post-modernidad,  cuyo reflejo más potente  se advierte en la llamada «cultura de la imagen»; pues, lo que más importa en este momento, en cualquier esfera de lo social, es la imagen que se proyecta  frente a los  otros.  Esto es algo que  ya pertenece a nuestro modo de vida y que se manifiesta día a día.  Es en  este contexto social  que se produce una familia dápica,  que se caracteriza justamente por el énfasis que pone en la imagen de si misma sometida al juicio y evaluación de los otros.  Estas  familias  carecen  de espontaneidad: se ocultan los conflictos,  no hay una expresión directa de las emociones,  ni tampoco se expresan libremente las opiniones. Siempre la finalidad es proyectar una imagen coherente con las expectativas de los demás.

Así hemos definido entonces las cuatro Organizaciones de Significado Personal  que se han podido observar en la cultura occidental  contemporánea. El describirlas en extenso daría para una siguiente conferencia, que sería la continuación natural de ésta.

Sólo me resta agradecer vuestra atención, y paso ahora a contestar sus preguntas

 

Nota del Editor: Por razones de tiempo el  material de preguntas y respuestas de la presente Conferencia será publicado  en fecha posterior, la cual   será oportunamente anunciada.

NOTAS

(1)  Es útil dejar en claro,  sin embargo,  que el modelo  de Guidano  no se construye a partir de la obra de Maturana, pues el enfoque postracionalista se ha ido edificando con el concurso de las más variadas  disciplinas y autores, por citar algunos: W. Weimer. W. James, G. Mead, K. Popper, C. Cooley, J. Bruner, J. Bowlby, F. Hayek, y otros. Incluso el mismo Guidano conoce tardíamente la obra de Maturana 15 años después de empezar a articular su modelo post-racionalista -lo cita recién en 1991, cuando publicó The self in process-. No obstante reconoce Guidano que la teoría biológica del conocimiento le permitió formalizar y fundamentar mucho mejor su modelo, desde un paradigma científico-epistemológico, derivado de la biología y las ciencias naturales. (Guidano. Comunicaciones personales)

(2)  Guidano señaló «Creo que Maturana es uno de los científicos más importante del siglo XX, al mismo nivel que Einstein». (Guidano. Comunicaciones personales)

 

Alfredo Ruiz

Instituto de Terapia Cognitiva. Inteco

Santiago de Chile

aruiz@inteco.cl

Editor

Patricio Córdova

Instituto de Terapia Cognitiva. Inteco

Transcripción de la Clase Magistral dictada en el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile el 30 de junio de 2003.

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