Fundamentos Teóricos del Enfoque Post-Racionalista
Alfredo Ruiz
¿Qué significa post-racionalista?
El término post-racionalista, según Guidano, está haciendo referencia al hecho de que en nuestra cultura occidental estamos viviendo una época de cambio epistemológico. La epistemología empirista que se ha identificado con el concepto mismo de ciencia, ha cambiado profundamente en el transcurso de este siglo. El aspecto básico de la epistemología empirista es que vivimos una realidad objetiva, que ya tiene contenida en sí misma el sentido de todas las cosas y que esta realidad existe independientemente de nuestro percibirla. Esta realidad es además única y es para todos igual. El conocimiento es sólo una representación de esta realidad, y la única manera de ver si este conocimiento es verdadero es sólo mediante la correspondencia del orden externo con este conocimiento visto como una representación de ese orden.
Según Guidano, el problema más importante que se le ha planteado a este enfoque epistemológico ha sido el cambio radical que ha tenido lugar en la concepción de la relación entre el observador y lo observado. En la posición empirista, el observador está frente a una realidad objetiva en sí misma, que existe independientemente del observador. El observador, en este caso es considerado imparcial y objetivo. La observación del observador corresponde a la realidad. Ahora, con el cambio que se produce en la noción de la relación entre el observador y lo observado, el observador no aparece más como una persona neutra. Por el contrario el observador con su observación introduce un orden en lo que observa y lo que observa es mucho más dependiente de su aparato perceptivo que de la estructura misma de algo objetivo externo a él. Lo que está ocurriendo ahora, es que empezamos a tener mayor conciencia de que la realidad en la cual nosotros vivimos es codependiente de nuestro modo de ordenarla y que va junto con nuestra percepción. El mundo de regularidades que vivimos es un mundo que es co-construido por el observador.
Este cambio ha puesto en primer plano la figura del observador. Si el observador ya no es más una persona neutra, si no que es el mismo que ordena lo que percibe, entonces el problema que surge es explicar cual es la naturaleza del observador. En un enfoque post-racionalista, de acuerdo con Guidano, este problema debe ser planteado como la explicación de ¿quien es el observador?, ¿como ordena su experiencia?, ¿como conoce?, ¿que es el conocimiento?. En último término ¿Qué es la experiencia humana?.
Hacia un enfoque post-racionalista de la experiencia humana
El aspecto teórico -siguiendo a Guidano es el siguiente: ¿cuales son las características de la experiencia humana. ¿Cómo ocurre la experiencia humana?, ¿y a qúe niveles ocurre?. ¿En qué niveles toma forma?. Guidano postula que para poder contestar estas preguntas tenemos que asumir un punto de vista ontológico. Esto significa, intentar comprender la experiencia humana poniéndonos desde el punto de vista del individuo que está experimentando esta experiencia humana. Ontológico, significa de acuerdo a Humberto Maturana ver la experiencia humana de acuerdo a las coherencias experienciales de quien está teniendo esa experiencia, es decir de acuerdo a las coherencias experienciales del observador. En este sentido, siguiendo a Maturana, a las condiciones experienciales constitutivas del observador. Toda la investigación racionalista ha sido siempre considerar al individuo desde un punto de vista fuera de él, como si fuera un punto de vista imparcial.
Debemos por lo tanto, si queremos entender la experiencia, asumir este punto de vista ontológico, Pero se requiere también de otro supuesto, además del punto de vista ontológico, y es que nos pongamos sobre un fundamento de espistemología evolutiva.
Epistemología evolutiva
En este punto es necesario señalar que el aporte de los etólogos y de los estudios de los neo-darwinistas por una parte y la teoría biológica del conocer de Humberto Maturana por la otra fueron muy importantes, ya que por primera vez lograron definir el conocimiento como algo biológico y no como algo filosófico o metafísico o como un don, que no se sabe de dónde proviene. Si el conocimiento es biológico, es la vida. La vida es conocimiento. Por lo tanto éste no sería privativo sólo del hombre, sino que de cualquier organismo, aún de un organismo unicelular. La Espistemología Evolutiva surge después de la segunda guerra mundial, esta disciplina se define como «el estudio de los procesos que definen que tipo de relación existe entre el conocimiento y el medio externo, la realidad externa en la cual el organismo vive». De esta manera, si el conocimiento es algo biológico, está en el ámbito de estudio de las ciencias naturales.
Según Guidano, si el conocimiento pertenece a cualquier forma de vida, no proviene de afuera, sino que es la manera por la cual el organismo organiza sus relaciones con lo externo. Esto es fundamental. Lo cambia todo. Lo que aparece en esta línea de entendimiento de la epistemología evolutiva es que el conocimiento es algo que sirve al organismo para adaptarse, para sobrevivir. Ningún organismo, por lo tanto, está interesado en saber si su conocimiento corresponde a la verdad o no. En suma, no es algo importante para su sobrevivencia.
Autoorganización
De esta manera surge esta otra conceptualización: que el conocimiento es visto como un proceso de autoorganización del organismo, que toma en cuenta el ambiente externo en el cual se desarrolla, pero que en última instancia el conocimiento se organiza en función de las exigencias del organismo y no de las exigencias del orden externo.
Guidano ve en este proceso algo que él llama el Paradigma de la Autoorganización. Donde la autoorganización no es algo que pertenece a los organismos humanos solamente -que son sistemas complejos- sino que es algo que pertenece a la vida, al fenómeno vida en sí mismo.
Si estos aspectos los paralelizamos con el movimiento empirista aparece evidente que en la lógica de la autoorganización, el organismo aparece mucho más activo frente al ambiente externo, que el de un organismo solamente respondiente como el de la óptica empirista. Aquí se ve que en esta situación frente a los estímulos, el organismo no está simplemente respondiendo sino que los está transformando según sus propias exigencias. Entonces se ve que el conocimiento empieza a ser conceptualizado de una manera muy diferente. Ahora, si nos ponemos en la óptica del organismo como activo, donde el conocimiento es visto como una forma de autoorganización, el conocimiento asume esta otra característica: no es algo que viene de afuera, si no que es algo que se genera en lo interno y va hacia lo externo, transformándolo, y por sobre todo, el conocimiento no es de naturaleza sensorial.
Guidano nos muestra que el conocimiento vá desde lo interno hacia lo externo, pertenece entonces, en primera instancia, al organismo, y emerge de las exigencias propias de éste, muchas de ellas determinadas genéticamente.
Desde las exigencias de cualquier organismo, pasemos a ver ahora que pasa con el hombre.
Noción de realidad
Si según Guidano el conocimiento es la forma como el organismo transforma y modifica el ambiente para encontrar su adaptación. Adaptarse, entonces, significa transformar el ambiente en sí mismo. Transformar el ambiente sería una de las exigencias del organismo. Esta visión cambia la noción de realidad, ya que si el organismo está siempre autoorganizándose, su conocimiento es la manera como está transformando el ambiente externo de modo que se vuelva semejante a él mismo. Si aceptamos que el conocimiento de todo organismo es autoorganizado, se niega, por lo tanto, que exista una realidad externa a nosotros, única para todos.
Según Guidano, lo que se cree actualmente es que la realidad externa es una red de procesos, que ocurren simultáneamente y que son distribuidos por muchos niveles de articulación e interacción. La realidad de la que estamos hablando ahora es un fluir, un continuo ir y venir, un continuo volverse de todas las cosas. Esto es algo que ocurre simultáneamente en muchas direcciones y en niveles diferentes de articulación, con la característica de que ningún nivel puede ser reducido a otro.
Todos los niveles de observación de este proceso múltiple son autónomos: dicho de otra manera, en esta realidad multiprocesal no es posible tener nunca en la vida una visión de sí mismo que sea exhaustiva; cada visión es siempre desde un sólo punto de vista y no puede ser reducible a otro. La realidad es un Multiverso, como dice Maturana.
Cambios en la relación observador-observado
Como expresábamos, Guidano propone examinar la relación entre el organismo y la realidad, vale decir la relación entre el observador y lo observado. En la postura empirista, o racionalista, la relación entre el observador y lo observado nunca fue puesta como un problema, porque se consideraba a la realidad como una entidad en sí misma, organizada en sí misma, y el observador solamente debe mirarla sin prejuicios ni distorsiones para verla tal cual es. El observador, por lo tanto, no tiene ninguna importancia. Es como si fuera un testigo privilegiado, que ve las cosas en sí mismas. Su observación es neutra.
Pero si estamos frente a una realidad que es multiprocesal, que es una red de procesos y que es multidireccional, la observación del sujeto no es neutra. En esta red de procesos, su observación corresponde a un orden que él introduce al reconocer semejanzas, regularidades, que son reconocidas en función de su aparato perceptivo, que lo hace ver una cosa más consistente que otras y otras menos importantes, menos regulares, menos semejantes o similares. Todo esto quiere decir que la observación del observador es parte integrante de lo observado. La observación del observador entra a ser parte constituyente de lo que observa. Esto significa que es imposible percibir el mundo fuera de nuestra percepción; nuestra percepción acompaña a cada conocimiento, a cada observación. Es imposible encontrar un punto de vista que está fuera de nuestra percepción y que cada vez que percibimos algo, percibimos que somos nosotros los que lo percibimos. También en nuestra relación con nosotros mismos existe la lógica de la relación observador/observado. Cuando estamos en la posición de observadores de nosotros mismos, determinamos lo observado, lo que queremos observar. Como lo señala Humberto Maturana: «Todo lo dicho es dicho por un observador a otro observador, que puede ser él mismo y el observador es un ser humano». Esta es la postura Post-racionalista.
La experiencia humana
Las revisiones epistemológicas han conducido a una concepción del organismo como autoorganización y desde esta perspectiva la adaptación es entendida como un proceso, en el cual el organismo transforma las presiones ambientales externas, en un orden interno. O sea, el concepto mismo de experiencia significa que lo que serían presiones ambientales, o perturbaciones ambientales casuales, pueden llegar a ser significativas para el organismo, ya que entran a formar parte de su mundo de significados, de su mundo de consistencia interna, de un mundo que no existía antes y que, por sobre todo no existe independiente del organismo.
Como señalábamos anteriormente que al no poder tomar la experiencia humana como algo ya hecho de una vez por todas -porque, como se ha dicho, no es posible conocer la realidad en sí misma ya que cada organismo, incluyéndonos nosotros los humanos, podemos percibir, configurar una realidad solo dentro de nuestra experiencia y no fuera de ella-, es necesario establecer lo antes posible en qué consiste la experiencia humana
La realidad intersubjetiva
Guidano sostiene que con los primates se empieza a generar un mundo nuevo, que no se observa en los otros animales. Este mundo en el que se reconoce una realidad intersubjetiva. En que la realidad física es sustituida por una realidad interpersonal. Desde el punto de vista de la epistemología evolutiva se define como una condición en la cual uno puede conocerse, solamente en relación con los otros, en la que no solamente están presentes los aspectos de protección afectiva recíproca, sino que es al mismo tiempo una cuestión de individualización. Cada miembro del grupo puede conocerse y se conoce a sí mismo en relación a la realidad alrededor de él, en relación con los otros, viéndose en los otros. La realidad intersubjetiva es una realidad afectiva y de conocimiento. En los primates, entonces, vemos que el conocimiento es siempre interactivo, interaccional con los otros. Este es el primer aspecto que Guidano destaca en los primates. Aquí se empieza a ver con bastante claridad la configuración de un principio de identidad.
El vínculo
El otro aspecto que destaca Guidano es el Vínculo y que está íntimamente relacionado con la experiencia intersubjetiva. Sostiene que con los primates empieza a configurarse una complejidad bastante semejante a la que encontramos en los humanos. En ellos se observa una inmadurez del infante bastante más prolongada que la de otros mamíferos y que la formación de vínculos afectivos no es algo que esté solamente al servicio de la protección física, sino que es funcional a la organización de ese ser, de esa vida, en último término a su identidad. (La organización del organismo es algo estructural a su desarrollo. También es importante señalar que no sólo es significativo el vínculo afectivo parental sino que también el vínculo afectivo interpares. Con esto se quiere demostrar que todo conocimiento es intersubjetivo y que a cualquier primate logra alcanzar un sentido de sí mismo en relación a la percepción que tiene de los otros. De esta manera empieza a delinearse bastante bien la afectividad como parte estructural del funcionamiento de un primate. Lo que es más importante para lo sobrevivencia de un joven primate es encontrar un vínculo afectivo con la madre; si no lo logra es marginado, no puede obtener un rango social. En los primates se empieza a ver un principio de autoorganización y que se vive en una realidad intersubjetiva, al igual que los primates humanos, caracterizada por que todo el espacio se vuelve perceptible y evaluable en términos de acercamiento o lejanía del vínculo afectivo. Los procesos del vínculo, entonces, no pueden más ser vistos simplemente como un medio para mantener durante el desarrollo la proximidad y el contacto con una figura de referencia afectiva, sino que llega a ser el sistema autorreferencial por excelencia para el desarrollo de la identidad personal.
La experiencia inmediata y la explicación
Habiendo desarrollado brevemente estos aspectos fundamentales relacionados con los primates, estamos en condiciones ahora de diferenciar y delinear las características esenciales de la experiencia humana. La primera diferencia fundamental es la emergencia del lenguaje en la especie humana. Pero no como lo ven los enfoques racionalistas, como transmisión de información -Chomsky, entre otros-, sino que lo más importante fue la consecuencia que tuvo el lenguaje en la experiencia de la vida. Es decir, al aparecer el lenguaje se hizo posible que se instaurara simultáneamente una dimensión de realidades diferentes, de la que otros animales viven cotidianamente, que Maturana llama la vivencia o la praxis del vivir y que Guidano llama la experiencia inmediata. En el primate humano surge entonces, con el lenguaje, otra dimensión de la realidad mucho más abstracta, en la que hay una explicación. Es decir uno puede construir en términos de proposiciones verbales una explicación. Es decir uno puede construir en términos de proposiciones verbales una explicación de la experiencia inmediata que ha percibido. Con la aparición del lenguaje el ser humano es el primer animal que tiene esta peculiaridad, esa característica de vivir en un fluir constante e ininterrumpido una doble dimensión simultánea de experiencia.
La primera dimensión es la experiencia inmediata. Como la que les ocurre a los demás animales, es la experiencia de la vivencia, es sentirnos vivir, es algo que simplemente nos ocurre, algo que no podemos decidir.
La otra dimensión es la explicación. Cada ser humano tiene la posibilidad de explicarse, de referirse a sí mismo su experiencia de vida, su experiencia inmediata a través del lenguaje. Sólo el lenguaje permite la existencia de categorías como verdadero o falso, justo o injusto, bueno o malo, bello o feo. Como señala Maturana, a nivel de la experiencia inmediata no se puede diferenciar lo que es una ilusión de una percepción. Solamente lo logramos en el lenguaje. También nos permite hacer distinciones respecto del contenido informativo de la experiencia inmediata o de las tonalidades emotivas. El lenguaje permite elaborar proposiciones abstractas y así la experiencia inmediata es reordenada y explicada en un concepto que tiene sentido en sí mismo. Ahora esta proposición puede ser considerada válida, aunque no tenga más la tonalidad emotiva que la especificaba. De tal manera que puede ser empleada para hacer predicciones en situaciones similares a las que debe enfrentarse. Lo que Guidano entiende por experiencia inmediata es una continua modulación de tonalidades emotivas, que son las que en forma inmediata nos dan a cada uno de nosotros la información directa, tácita, sin tener que interpretarla en sí misma, de quién es uno y cómo se siente frente a la realidad externa. Después está el conocimiento más cognitivo, el conocimiento como proceso del pensamiento, de proposiciones lógicas, de razonamiento analítico. Actualmente los psicólogos hablan de conocimiento tácito y conocimiento explícito.
El conocimiento tácito es el conocimiento que no requiere palabras, que no requiere lenguaje, no requiere pensamientos. El conocimiento que uno tiene inmediatamente porque siente algo, el conocimiento que dan las emociones, las sensaciones, las disposiciones corporales. Es lo que podríamos decir la vivencia. La experiencia de la vida que ocurre sin que el individuo lo decida. El individuo se encuentra con ella en cada momento de su existencia. Después viene el conocimiento explícito, siempre referido a lo tácito, de manera que cualquier explicación, cualquier teoría, cualquiera creencia es siempre una explicación de la experiencia inmediata que el individuo tuvo. No existe por lo tanto ninguna posibilidad de verificar o comprobar una creencia o una teoría con aspectos externos para ver si es adecuada o no. La única manera de verificación o comprobación es referirla al tipo de experiencia inmediata que esa teoría quiso explicar y no a algo externo. De esto podemos llegar a una conclusión muy importante y es que todas las teorías desarrolladas por el signo individuo, ya sean teorías científicas o filosóficas, tienen su fundamento en la emocionalidad y no en la racionalidad. A su vez, que sin emocionalidad no puede haber racionalidad.
El sistema lógico conceptual (conocimiento explícito), mientras que por una parte es la forma más especializada en definir, conceptualizar, etc., por otra es inevitablemente parcial, necesita del constante apoyo dado por un conocimiento más global e inmediato como es el del conocimiento tácito.
El vinculo humano y la construcción de la identidad personal
La construcción de un sentido de identidad y de univocidad personal es la característica distintiva del modo en el cual un sistema individual construye su orden autorreferencial, tanto que la diferenciación progresiva y gradual del sentido de sí mismo aparece desde el inicio interconectada con el desarrollo cognitivo y emotivo. Por lo tanto los mecanismos que sustentan la identidad personal están estrechamente conectados con aquellos que sustentan el conocimiento. Podemos decir entonces que durante el ciclo de vida individual humano van a surgir niveles más integrados de identidad y de conocimiento de sí mismo.
Examinemos como ocurre esto.
Habíamos señalado que los primates viven una realidad intersubjetiva y que la supervivencia del joven primate y del adulto va a depender de la calidad de vinculación con la madre y no sólo de una relación de proximidad física de cuidado y protección. Si nos desplazamos de los primates a los humanos, vamos a encontrar que el sistema vincular se torna extremadamente complejo. Porque el sistema de vínculo humano es el medio por excelencia por el cual cada humano logra construir un sentido de sí mismo, específico y único por el cual se reconoce, es decir que vincularse a alguien es reconocerse y tener un sentido de sí mismo específico.
Una figura de vinculación en el niño es una coordinación de sensaciones de acciones, de percepciones que dan un sentido de sí mismo. Este tema del vínculo e identidad es el tema básico de todo el desarrollo emocional desde los 0 hasta los 18 años a 20 años. Podemos decir muy breve y gráficamente que la calidad del vínculo es la manera de dividir y ordenar el espacio con ciertas tonalidades emotivas de la misma manera como lo veíamos en los primates. Se empieza a ver entonces que en el niño, desde el momento mismo de nacer y de acuerdo a las modulaciones emotivas que acompañan sus experiencias activadoras relacionadas con el alejamiento de la figura referencial (que puede ser la madre u otra persona) o de las tonalidades emotivas que están asociadas a la desactivación por el acercamiento a la figura vincular, algunas tonalidades emotivas comienzan a delinearse más que otras. Lo que sabemos hoy con respecto al desarrollo emocional es que los humanos nacemos con un repertorio de emociones. Podemos decir que un niño al momento de nacer tiene un repertorio de emociones básicas potencialmente listas, completas. Ahora, estas emociones van a tomar forma a través de la experiencia inmediata, que van a tener que ver con los procesos de vinculación con las figuras de referenciales. En base a las características emotivas de la persona que ejerce el vínculo, ciertas tonalidades emotivas serán más seleccionadas que otras. Por ej.: en una madre muy preocupada y asustada con su hijo, en éste la tonalidad emotiva de miedo será mucho más desarrollada y vivida que las otras. Otra madre que no está nunca presente o que no acude a los llamados de su hijo, la tonalidad emotiva de pérdida, abandono y desamparo serán seleccionadas en él. Pero estas emociones se irán desarrollando de una manera diferente a los pensamientos, cuya forma es secuencial y lineal. El desarrollo de las emociones es por semejanza analógica. Para Guidano la mejor metáfora de cómo esto sucede es la metáfora musical. Si se tiene presente cómo se construye una sinfonía, notamos que en ella hay una tonalidad musical básica y que ésta es la llave ordenadora de todas las otras tonalidades musicales.
Volvamos entonces a ese niño que su particular vínculo familiar le ha seleccionado y amplificado una tonalidad emotiva de pérdida. Todo su desarrollo emotivo se hará en esa línea, es decir, el niño va a diferenciar las otras tonalidades emotivas confrontándolas con la pérdida. Así la tonalidad emotiva de alegría es la ausencia de pérdida. El miedo, la anticipación de una pérdida. La tristeza, la vivencia de la pérdida, etc. Todas las emociones son diferenciadas desde esta tonalidad básica. La calidad emotiva del vínculo se refleja en una unidad organizativa del dominio emotivo que es un proceso. Es unitario porque hay una tonalidad emotiva de fondo, que le va dando al niño un sentido específico de sí mismo, de identidad, de unicidad en diferentes situaciones, y con esa modalidad el niño diferencia todas las emociones. Es unitaria porque todas las emociones son contempladas siempre como derivadas de una sola. Esta unidad da un sentido específico de uno mismo como una manera precisa de sentirse en el mundo.
La duración completa de ese proceso se prolonga hasta pasada la adolescencia. La vinculación se va volviendo más compleja lo largo del desarrollo para favorecer la instauración de procesos autorreferenciales más estructurados, como la identificación y la imitación de modelos.
La identidad y el ciclo de vida adulta
Desde la perspectiva racionalista no se admite la existencia de un crecimiento en el período de madurez. La vida adulta es considerada un término del desarrollo al culminar la juventud (18-20 años). Se llega a un equilibrio que debe ser mantenido durante toda la vida. Toda la psicopatología surge cuando se pierde este equilibrio y la mejoría es la recuperación de él.
Desde la perspectiva post-racionalista, la vida adulta es vista de una manera completamente diferente. Se postula que en esta etapa continúa el desarrollo, donde se observan períodos críticos que siguen a otros de estabilidad. Los adultos tenemos fases críticas en que hay cambios radicales en el sentido del sí mismo, pero que no están determinadas biológicamente como en el joven, sino que son dadas por las experiencias de vida y de la capacidad del sujeto -podríamos decir- de tener conciencia de sí mismo y de reordenar sus experiencias emotivas. En términos muy generales, podemos afirmar que la dinámica de los sistemas complejos, como los humanos, obedece a lo que Prigogine llama «Progresión Ortogenética». Esto quiere decir que es un sistema que constantemente aumenta la cantidad y calidad de información crítica interna; se vuelve más complejo a medida que las experiencias de vida aumentan . Por ello, hay momentos en la vida de cualquier adulto en que el aumento de experiencia se vuelve crítico. Desde esta óptica, los trastornos emotivos que siempren acompañan a las crisis no son vistos como síntomas de una «enfermedad psíquica», sino que como presiones del sistema que empujan a una integración de esas emociones y por lo tanto a una reorganización del sentido de sí mismo. Este argumento cambia totalmente la manera de ver y hacer la psicoterapia.